Empezamos... La guardiana del Yiebén

Dejé de mirar las nubes que cubrían el cielo de

Norfolk y posé mis ojos en mi habitación.

Echaría de menos el color azul de las paredes y 

los pósters que la cubrían. Aquí dentro, había vivido tantas

cosas... Me dirigí hasta mi cama, que me había acompañado en

sueños y en mis noches en vela durante dieciséis cortos años.

Siempre cómoda y caliente para que no sufriese. Aunque hace

dos días descubrí que las cosas materiales no te ayudan a estar

bien, que son las personas a las que quieres las que te hacen

estarlo. Y a estas se las habían llevado de mi lado.

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