Aquí os dejo el primero!
La Huida
Esa mañana, todo estaba resultando extraño nada en concreto, sólo una especie de carencia que lo impregnaba todo. Adormilado ante el espejo repetía mecánicamente los pequeños movimientos que a esa hora de cada día habñia hecho desde que tenía memoria de adulto; crema de afeitar en la cara, repaso con la cuchilla, despúes de unos manotazos de agua y secado con la toalla, ahora cepillado de dientes, son las siete menos veinte... como siempre, como cada día de los que podía recordar. Pero algo no era lo mismo. Incluso creyó ver la imagen que proyectaba en el espejo, una sonrisa burlona de la que no era dueño.
Tal vez fue aquella inusual inquietud la que le llevó a preguntarse si acaso sería ese el día señalado para realizar la fantasía que tantas veces había tenido: huir, huir de todo, huir de la rutina y del tedio.
Quizá era llegado el momento de buscarse a sí mismo en otros espacios, entre otras personas, en otros actos, en dias imprevisibles... Calmosamente, con la toalla entre las manos mirándose al espejo, murmuró para sí: ¡De hoy no pasa...!
Un grito desgarrador seguido de un llanto desesperado que llegaba desde el dormitorio, le arrancó de golpe de esos pensamientos. Precipitadamente salío del cuarto de baño, tan precipitadamente que no percibió que había atrevesado la puerta sin necesidad de abrirla. Cuando entró en el dormitorio, su mujer, sollozando, abrazaba aquel cuerpo frío e inerte que yacía en el mismo lugar en el que él había dormido y soñado durante años.
Ramón Bueno
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